martes, 13 de agosto de 2024

La desocupación

La incertidumbre siempre forma parte de la vida cotidiana, nadie puede tener la certeza de lo que le ocurrirá hoy ni mañana.
Solemos ir planificando el día a día pero hay cosas que pueden sucedernos que pueden desvirtuar nuestra planificación, mejorarla o preocuparnos. 
Tal es el caso como el de recibir un telegrama de despido. 
La reducción presupuestaria en algunas empresas o comercios hace que en algún momento se deban desprender de algunos trabajadores.
También suele ocurrir algo parecido en los ajustes que produce el gobierno de turno despidiendo empleados estatales. 
También puedo ocurrirnos que somos emprendedores en algún oficio y cada vez hay menos empleo, menos trabajo por realizar y nos sentimos prácticamente desubicados y desocupados, los ingresos se tornan cada vez menores y las obligaciones de pago cada vez mayores.
Indudablemente la falta de empleo, o el vivir de changa en changa sin tener la certeza de tener trabajo al día siguiente genera estrés.
Si miramos la parte positiva de quedar momentáneamente desocupados encontraremos que está situación nos planteó el desafío de salir de nuestra zona de confort y que tuvimos que volver capacitarnos o aprender nuevos oficios.
Lo cual nos brindarán nuevas oportunidades laborales.
Dependerá de cada uno de nosotros y del apoyo de planes de desarrollo de los propios estados, que apunten a los sectores más vulnerables las posibilidades de empleo genuino a favor del desarrollo económico y social.
El problema se puede agudizar cuando desde el sector empresario se buscan la máxima rentabilidad incorporando alta tecnología que desplaza la mano de obra y también cuando desde el estado se desentienden de la problemática social.

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