lunes, 20 de marzo de 2023

Cuento El asiento vacío

Cada mañana el abuelo Damian llegaba con su paso lento hasta la plaza del pueblo, se sentaba en uno de los bancos y sacaba del bolsillo de su saco un paquete con semillas; como intuyendo de que se trataba ni bien lo veían llegar las palomas del campanario de la iglesia y del lugar, junto a otros pajaritos se acercaban volando hasta el anciano y mansamente descendían a pocos pasos de distancia; por instinto o memoria colectiva esperaban que el abuelo las alimentara y así sucedía- ¡¡¡Era tan hermoso verlos comer unidos, los más pequeños trataban de cazar algún grano; las palomas más grandes, un poco avaras trataban de llegar al centro de la escena, donde abundaban los granos y el feliz las veía como picoteaban sus semillas!!!
Hasta que un dia al abuelo Damian lo llevaron al hogar de ancianos, cansado por los años y una pierna que no le permitía mucho movilizarse dejó de venir...
Fue hace unos días cuando pasaba un amigo del anciano por la plaza cuando noto algo raro, en el mismo banco donde siempre se sentaba el anciano alimentar las aves un gran círculo de palomas y pájaros esperaba en vano su llegada; dicen que lo emocionó tanto esta situación, que ahora él y sus hijas lo traen en auto a Damian, siempre con su bolsita de semillas en el bolsillo para que siga unido hasta el ultimo dia con quienes en su misión terrena de pájaros lo aman.

(Foto ilustrativa) Autor Nestor O Salgado


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